domingo, 11 de julio de 2010

LAS AGENCIAS DE CALIFICACIÓN NO SABEN SUMAR

Mucho (y nada bueno) se ha dicho sobre las agencias de calificación crediticia en los últimos años. A poco que busque, encontrará usted críticas difíciles de rebatir basadas en dos líneas argumentales de pronóstico convergente, a saber:

CRÍTICAS TEÓRICAS.- Podrían resumirse en que “no funcionan porque no pueden funcionar”. En efecto, se trata de instituciones privadas que:

- Cobran de sus clientes para emitir una opinión, con el agravante de que también les facturan servicios de consultoría, de suerte que el conflicto de interés se acentúa.
- Son un oligopolio (tan sólo hay tres agencias internacionales y las barreras de entrada legales se han reforzado últimamente).
- Su política de evaluación es completamente opaca.

CRÍTICAS EMPÍRICAS.- Cuyo leitmotiv es “no funcionarán en el futuro porque nunca han funcionado en el pasado”:

- Hasta la fecha, nunca han acertado en la anticipación de crisis globales o locales (ni Enron, ni Lehman, ni ningún otro caso que pueda usted recordar, fueron calificados como basura hasta que ya habían quebrado).
- Su connivencia en estafas masivas por parte de los bancos de inversión está probada.

Como quiera que lo anterior está bien establecido para todo aquél que quiera enterarse, no hablaré aquí de ello. Por el contrario, y en consonancia con mis apetencias (la cabra tira al monte), me centraré en el análisis de datos objetivos de carácter público.

El cuadro de la izquierda fue publicado por The Economist el 13 de febrero de 2010 en un artículo con el ilustrativo título de “Number-crunchers crunched”. La columna de la izquierda refleja la estimación de mora a 3 años por parte de las agencias de calificación de una serie de titulizaciones de hipotecas de baja calidad en la que fueron muy activas. La columna de la derecha, muestra los datos reales de mora.

Aunque los datos originales ya son lo suficientemente claros (si tomamos como referencia los datos de calidad crediticia inferior, observamos como una predicción de mora por debajo del 1% se corresponde con un mora real de casi el 67%), por mi parte no he podido evitar entregarme al nefando vicio de hacer algunos números que considero pueden arrojar alguna luz sobre el valor predictivo de los modelos de valoración de las agencias:

Error

Estimación

Realidad

Total %

Relativo %

AAA

0,001

0,1

0,099

9900

AA+

0,01

1,68

1,67

16700

AA

0,04

8,16

8,12

20300

AA-

0,05

12,03

11,98

23960

A+

0,06

20,96

20,9

34833

A

0,09

29,21

29,12

32356

A-

0,12

36,65

36,53

30442

BBB+

0,34

48,73

48,39

14232

BBB

0,49

56,1

55,61

11349

BBB-

0,88

66,67

65,79

7476

Error medio (en %)

27,82

20155



La columna izquierda de mis cálculos muestra el error sistemático de infravaloración del riesgo de mora, que, lógicamente, va incrementándose a medida que la calidad crediticia empeora. Saque usted mismo sus conclusiones. Puede que un error medio de casi el 28% sobre un máximo posible del 100% puede parecerle terrible, pero en realidad... es peor. Como les digo siempre a mis alumnos, los errores estadísticos hay que medirlos siempre en términos de la magnitud de estudio; de manera que, en la columna de la derecha podrán ver el error expresado en número de veces que se equivoca el modelo. Una media del 20155% de nada, pelillos a la mar... Con semejante nivel de error, da un tanto de pereza ponerse puntilloso y hacer sangre (que podría), más bien dan ganas de utilizar la notación científica y expresarlo en términos de potencias de 10, una barbaridad.

Como corolario, me limitaré a preguntarle: ¿es sensato en su opinión que estas compañías privadas gocen de prebendas legales? Me explico: resulta que la normativa internacional de carácter público obliga a numerosas entidades financieras a tener en cuenta las calificaciones crediticias de las agencias y a actuar conforme a las mismas con independencia del riesgo real (si elige la metodología standard de riesgo de crédito en el vigente acuerdo de Basilea II, un banco europeo se vería obligado a provisionar más capital de forma automática ante una bajada de rating de un integrante de su cartera crediticia, aunque ello no se materialice después en un impago). Un dislate, vaya.


Nota.- Si le ha gustado, le agradecería que hiciera un donativo a los que más lo necesitan, que no son los bancos. Corte y pegue en su navegador:

https://secure.eacnur.org/06_02.cfm?modo=3



4 comentarios:

  1. Yo no entiendo mucho de economía, más bien no entiendo nada que se aleje de la economía de andar por casa, que ya tiene lo suyo. Pero hay una cosa que veo con claridad: si yo pago a alguien para que dé una opinión de mí, le pago para que su opinión sea la que a mí me convenga. De otro modo, no le pago.
    Quiere decirse que no entiendo cómo se espera otra cosa de esas agencias de calificación. Me parece a mí que están cumpliendo muy bien sus objetivos. Lo que no acabo de comprender es cómo podemos tolerar esto.

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  2. Y lo peor es que no lo comprendes porque es incomprensible. La cosa es tan elemental como enuncias. Tanto las agencias de calificación como las auditoras basan todo su negocio en el camelo de la "autorregulación" que, obviamente, no tiene el menor sentido.

    Miento, tiene un gran sentido para el capital, que sigue apropiándoselo todo con una oposición decreciente.

    Los "Chicago Boys" que rigen los destinos del mundo suelen camuflarse de liberales, pero la verdad es que no hay ni uno sólo de los padres del liberalismo (político o económico) que haya pretendido nunca dejar a la iniciativa privada funciones que, o bien son públicas, o bien no deben ejercerse en absoluto.

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  3. Humanidad: volvamos a las bases ! Nosotros debemos decidir porque somos quien pone las reglas de juego !

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  4. Así debería ser. Pero me temo que la Humanidad anda algo despistada y deja que las reglas sean fijadas por algunos de sus menos dotados especímenes.

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